lunes, 26 de febrero de 2024

 MANTEO DEL PELELE

De nuevo este año, el domingo de Carnaval, hemos realizado el Manteo del Pelele,   elemento del carnaval complutense bastante peculiar y significativo que se dejó de celebrar en las primeras décadas del siglo XX, .

 Una costumbre que realizaban grupos de mujeres en estas señaladas e irreverentes fiestas de carnaval, clara muestra de la inversión de papeles que en ella se produce.

Se elaboraban con ropas viejas que rellenaban de esparto y paja para luego ser manteados por las calles y plazas a los gritos de: ¡Al aire con él, al aire, al aire! O también ¡Arriba con el risión!, al tiempo que se les cantaban cancioncillas de burla y mofa. No en vano representaban el orden establecido, el poder del hombre, el responsable durante siglos de su postración y del papel secundario al que este les había relegado en la sociedad. Nos dicen los testimonios de la tradición oral alcalaína que, los chicos y los hombres intentaban arrebatárselos y las mujeres y las niñas les espantaban a escobazos. Terminaban colgados con los brazos en cruz de una cuerda que tendían de una casa a otra en la Puerta de Santa Ana.

Hoy las figuras de los peleles queremos que tengan otro significado, su manteo, el manteo de aquello de lo que a cada cual no nos guste y que queramos sacudirnos de encima mandándolo a lo alto para que se lo lleven los nuevos vientos que traen las fiestas de carnaval que no son otros que los que anuncian la llegada de una nueva primavera que nos vivifique.

Vamos vestidos a la usanza de principios del siglo XX.

 





















 

pos de mujeres en estas señaladas e irreverentes fiestas de carnaval, clara muestra de la inversión de papeles que en ella se produce.

Se elaboraban con ropas viejas que rellenaban de esparto y paja para luego ser manteados por las calles y plazas a los gritos de: ¡Al aire con él, al aire, al aire! O también ¡Arriba con el !, al tiempo que se les cantaban cancioncillas de burla y mofa. No en vano representaban el orden establecido, el poder del hombre, el responsable durante siglos de su postración y del papel secundario al que este les había relegado en la sociedad. Nos dicen los testimonios de la tradición oral que, los chicos y los hombres intentaban arrebatárselos y las mujeres y las niñas les espantaban a . Terminaban colgados con los brazos en cruz de una cuerda que tendían de una casa a otra en la Puerta de Santa Ana

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