El día 16 de
marzo para dar la bienvenida a la
primavera salimos de la plaza de
Cervantes con destino a la cercana villa de Torrelaguna cuna del cardenal
Cisneros.
La situación privilegiada de Torrelaguna en el valle medio
del Jarama ha permitido el asentamiento de pobladores en estas tierras desde la
prehistoria.
Torrelaguna se mantuvo independiente de la vecina Uceda
desde la fundación de ésta por los romanos, hasta 1390, año en que el rey Juan
I de Castilla concedió a Torrelaguna su independencia, además del privilegio de
celebrar un mercado libre de impuestos, que supuso para la villa el inicio de
su prosperidad.
El auge de la villa se produjo ente finales del S. XV y el
XVI, coincidiendo con la época de poder del Cardenal Cisneros, con la
construcción de la iglesia de Santa María Magdalena, y con el asentamiento de
algunas familias nobles como los Bernaldo Quirós, cediendo su importancia en
los años posteriores.
La villa de Torrelaguna encierra un valioso patrimonio cultural
y arquitectónico. La impronta del cardenal Cisneros se deja ver en todo el
municipio, especialmente en la monumental Plaza Mayor, donde el antiguo pósito
hace hoy las veces de consistorio. La iglesia de Santa María Magdalena es
quizás es monumento más altivo. La ermita de la Soledad, El Palacio de Salinas
o la Abadía de Concepcionistas Descalzas son otras perlas artísticas que se
pueden contemplar paseando por este bello pueblo madrileño.
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