El día 29 de septiembre visitamos Arévalo, lugar que por su situación estratégica ha sido siempre cruce de caminos y calzadas, motivo que sirvió para que todos los pueblos llegados a la península se establecieran en sus tierras, desde los celtas a los árabes, a quienes se debe la mayor parte de los monumentos existentes.
En esta ciudad pasó gran parte de su juventud la reina Isabel
la Católica. También pasó aquí parte de su adolescencia Ignacio de Loyola en el
siglo XVI.
Declarada conjunto histórico Artístico, Arévalo reúne un
buen número de bonitas plazas y calles y bellos monumentos dignos de ser
visitados, entre los que cabe destacar el Castillo del siglo XV, la muralla, de
la que se conserva su parte norte con la Puerta de la cárcel, que fue la
entrada principal y que hoy lo ocupa la oficina de Turismo. Varias iglesias y
conventos completan su rico patrimonio.
Credo es el nombre de la XVIII edición de las Edades del
Hombre de Arévalo. El nombre de “credo” coincide con la celebración del año de
la fe.
Además de visitar todo el patrimonio de la ciudad y la
exposición también tuvimos ocasión de degustar el típico “tostón” de Arévalo.
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