Hace unos días hemos estado en la localidad de Brihuega, que al igual que Alcalá fue señorío de los arzobispos de Toledo.
Situada en pleno corazón de La Alcarria, Brihuega aparece enclavada
en un entorno paisajístico excepcional, el valle del río Tajuña.
Su casco antiguo conserva construcciones de enorme interés histórico y
monumental, como son el imponente conjunto que conforman las iglesias
románicas de San Felipe, San Miguel y Santa María de la Peña (Patrona de
la villa), de la primera mitad del siglo XIII, todas ellas con
importantes elementos de transición del románico al gótico. Es
igualmente destacable el Castillo de Peña Bermeja, de origen árabe, que
debe su nombre al hecho de estar asentado sobre un saliente rocoso de
color rojizo, conservando en óptimas condiciones su recinto amurallado.
También es importante su afamada Plaza de Toros, conocida con el
nombre de La Muralla, por estar construida junto a ella, y que debe su
popularidad al hecho de ser escenario cada Primavera de un festejo
taurino de enorme resonancia nacional.
Nos acompañó el guia Manuel Granados que como en otras ocasiones nos fue explicando toda la historia de la ciudad y los edificios haciendo que el día fuera muy interesante.